Queridos hijos, estad atentos a los signos de Dios. Anunciad el Mensaje del Señor a todos aquellos que viven en las tieneblas del pecado. El pueblo que vivía en las tinieblas vió una gran luz. Mi Hijo Jesús es la Luz del mundo y todos aquellos que aceptan Su Evangelio serán proclamados Benditos del Padre. En el pasado, Dios habló a través de los profetas y hoy quiere hablar por médio de vosotros. Acordaos del Gran profeta Isaías, que escuchó al Señor y anunció la Buena Nueva. Por medio del profeta Isaías, el Señor anunció la venida del Mesías, Su Vida y Sus Acciones. Abrid vuestros corazones y escuchad la voz de Aquél que desea transformaros y haceros grandes en la fe. Escuchad al Señor por médio de Su Palabra, en la Oración y a través de las Verdaderas Enseñanzas de Su Iglesia. Como los profetas que oíran y no quedaran en silencio, anunciad también vosotros las Maravillas del Señor. Tenéis grandes lecciones dadas en el pasado. Son tesoros que no pueden ser olvidados. Tiempos difíciles vendrán y sólo los fervorosos en la fe y los que aman la verdad han a soportar el peso de la cruz. Doblad vuestras rodillas en la oración. Acercaos al Confesionario y buscad a Mi Hijo Jesús presente en la Eucaristía. Vuestra victoria está en Él. Adelante en la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.