Queridos hijos, Mi Hijo Jesús fundó Su Iglesia como canal de salvación para los hombres y mujeres de fe. Su Iglesia es única y en ella encontraréis los Sacramentos como canales de Su acción salvadora. Esta Iglesia deseada y conquistada por la Sangre de Mi Hijo Jesús en la Cruz es la Iglesia Católica. No os apartéis de ella, pues solamente ella tiene los medios necesarios para la salvación de los que creen en Jesús. No os desaniméis ante las dificultades que enfrentan los hombres y mujeres que aman y defienden la verdad. No hay victoria sin cruz. Aún veréis horrores por toda parte. La acción del demonio causará ceguera espiritual en muchos consagrados, pero no os desaniméis. En la gran batalla final, la victoria será de la Iglesia de Mi Jesús. ¡Coraje! ¡Rezad! Buscad fuerzas en el Evangelio y en la Eucaristía. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré hacia Mi Hijo Jesús. ¡Adelante! Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.