Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y he venido del Cielo para llamaros a la santidad. Abrid vuestros corazones y aceptad la Voluntad de Dios para vuestras vidas. Vosotros sois importantes para la realización de Mis Planes. Ayudadme. Sed mansos y humildes de corazón, pues solamente así podréis contribuir al Triunfo Definitivo de Mi Inmaculado Corazón. Os pido vuestra consagración a Mí. Los que se consagran a Mí tendrán sus nombres grabados para siempre en Mi Inmaculado Corazón. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré a Aquel que es vuestro Único Camino, Verdad y Vida. No tengáis miedo. Cuando todo parezca perdido, la Victoria de Dios vendrá para los justos. Vivís en el tiempo peor que el tiempo del Diluvio. Volveos a Jesús. Confiad en Él y entrad en Su Corazón lleno de amor por vosotros. No permitáis que las cosas del mundo os alejen de Mi Hijo Jesús. Cuando sintáis el peso de la cruz, llamad por Jesús. En El está vuestra verdadera liberación y salvación. Cuidad de vuestra vida espiritual. Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será eterna. ¡Coraje! En este momento, hago caer del Cielo sobre vosotros una extraordinaria lluvia de gracia. ¡Adelante! Una gran tormenta vendrá sobre la Gran Embarcación, pero no os desaniméis. Yo siempre estaré con vosotros. El demonio actuará contra el Pueblo de Dios, pero suceda lo que suceda, permaneced fieles a Jesús. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.