Queridos hijos, no hay victoria sin cruz. La humanidad camina hacia el gran abismo. Volveos deprisa. Dios os llama. No viváis alejados de Su Gracia. Los hombres han desafiado al Creador y caminan como ciegos guiando a otros ciegos. Abrid vuestros corazones a la Luz del Señor. Volveos a Su Camino para ser salvados. Os pido que seáis hombres y mujeres de oración, pues solamente así podréis comprender Mis Llamados. Vosotros tenéis libertad pero lo mejor es hacer la Voluntad del Señor. Llegará el día en que muchos se arrepentirán de la vida transcurrida sin la Gracia de Dios, pero será tarde. ¡Arrepentíos! He aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso. ¡Adelante por el camino que os he señalado! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.