Queridos hijos, Dios tiene prisa. No viváis alejados de Su Gracia. Volveos deprisa y, arrepentidos, recibid la Misericordia de Mi Jesús por medio del Sacramento de la Confesión. Los enemigos actuarán para apartaros de la verdad y pisotearán los sacramentos. Suceda lo que suceda, quedad con las enseñanzas del verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Jesús. Alejaos de las novedades y no olvidéis las grandes lecciones del pasado. En Dios no hay verdade a medias. Os pido que permanezcáis firmes en la oración y en la escucha de la Palabra de Dios. Cuando todo parezca perdido, la Victoria de Dios vendrá para los justos. Sed mansos y humildes de corazón, pues solamente así podréis contribuir al Triunfo Definitivo de Mi Inmaculado Corazón. Yo soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. ¡Adelante en el amor y en la verdad! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.