Queridos hijos, amad y defended la verdad. Vivís en el tiempo de las grandes confusiones espirituales. Estad atentos, pues aun tendréis largos años de duras pruebas. Vuestra arma de defensa está en el Evangelio y en las enseñanzas del verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Jesús. No temáis. Permaneced fieles a Mi Jesús. Acoged Mis Llamados y testimoniad con vuestra propia vida que sois del Señor. La Gran Babel se esparcirá por toda parte y muchos se alejarán de la verdadera fe. Cuidad de vuestra vida espiritual. Dedicad parte de vuestro tiempo a la oración y a la escucha de la Palabra de Dios. No os olvidéis; En la Eucaristía está vuestra victoria. Adelante en la defensa de la verdad. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.