Queridos hijos, los Sumos Sacerdotes se han corrompido, uniéndose a los enemigos para obtener poder, por eso han actuado contra Mi Hijo Jesús. Vivís en el tiempo de grandes pruebas, pero Mi Señor está con vosotros. Vosotros que sois del Señor no permitáis que la Casa de Dios se convierta en un banco de recaudación para dar poder a los enemigos. La maldad de los hombres ha corrompido a muchos de Mis pobres hijos, causando una gran ceguera espiritual. La Iglesia de Mi Jesús camina hacia el Calvario. Los justos beberán el cáliz amargo del sufrimiento. Amad y defended la verdad. El silencio de los justos fortalece a los enemigos de Dios. No permitáis que la mentira venza. Pertenecéis al Señor y Él os ama. No viváis alejados de la oración. Busca fuerzas en la Eucaristía y permaneced firmes en el camino que os he señalado. No hay victoria sin cruz. Valor. No perdáis vuestra esperanza. Quedaros con Jesús y seréis victoriosos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.