Queridos hijos, el camino de la santidad está lleno de obstáculos, pero Mi Jesús camina con vosotros. Valor. No hay victoria sin cruz. He aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso al Señor. No os crucéis de brazos. Dios tiene prisa. Abrid vuestros corazones y en todo imitad a Mi Hijo Jesús. Vivís en un tiempo peor que en el tiempo del Diluvio. La humanidad se ha contaminado con el pecado y Mis pobres hijos caminan como ciegos que guian a otros ciegos. Soy vuestra Madre Dolorosa y sufro a causa de vuestros sufrimientos. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré a Mi Hijo Jesús. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. No os apartéis de la oración. Cuando estáis apartados de la oración, os hacéis objetivo del enemigo de Dios. Acercaros a Mi Jesús. Él os espera de Brazos Abiertos. Buscadlo en la Eucaristía, pues sólo así encontraréis fuerzas para vuestro camino. Os dirigís hacia un futuro de grandes pruebas. Los tiempos dolorosos vendrán a la Iglesia. Un hecho asombroso ocurrirá en esta tierra y a muchos estremecerá. Quedaros con Jesús. Suceda lo que suceda, no retrocedáis. Vuestra victoria está en Jesús. Confiad en Él y todo terminará bien para vosotros. Adelante sin miedo. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.