Queridos hijos, no perdáis el cielo. Vosotros fuisteis creados para una Eternidad Feliz. No permitáis que las cosas del mundo os contamine. Cuidad de vuestra vida espiritual y no os preocupeis demasiado por las cosas materiales. Dios está al control de todo. Yo soy vuestra Madre y quiero veros felices ya aquí en la Tierra y más tarde Conmigo en el Cielo. Amad. Sólo en el amor podéis comprender lo que os digo. Abrid vuestros corazones a la Voluntad del Señor y Él cuidará de vosotros. Después de toda la tribulación que la humanidad vivirá, el Señor transformará la tierra y todos los hombres y mujeres vivirán felices. No permitáis que el pecado os aleje de Mi Hijo Jesús. Arrepentiros y servid al Señor con fidelidad. Adelante con alegría. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.Quedad en paz.