Queridos hijos, he aquí el tiempo de la Gran Batalla Espiritual. Quedad Conmigo y Yo os conduciré a la Victoria. En las manos el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras, en el corazón el amor a la Verdad. Camináis hacia un futuro de dolor. No retrocedáis. Yo vine del Cielo para conduciros al Cielo. Buscad fuerzas en la Eucaristía y no os alejéis del camino que os he señalado a lo largo de los años. Os pido que seáis fieles a Jesús. Estáis en el mundo, pero sois del Señor. Conozco vuestras necesidades y rogaré a Mi Hijo Jesús por vosotros. No temáis. Dedicad parte de vuestro tiempo a la oración en familia. Yo quiero ayudaros, pero depende de vosotros aquello que Yo hago. Tenéis la libertad, pero lo mejor es hacer la Voluntad de Dios. Coraje. Quién camina con el Señor nunca experimentará el peso de la derrota. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.