Queridos hijos, no os desaniméis. Confiad en Jesús y todo estará bien para vosotros. Fortaleced vosotros con la oración y en la escucha de la palabra de Jesús. Calmad vuestros corazones y dejaros guiar por el Espíritu Santo. Sed dóciles y escuchad la voz del Señor que os habla al corazón. Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para ayudaros. No temáis. Mañana será mejor. Yo rogaré a Mi Jesús para que os conceda la gracia de la victoria. Escuchadme. No habrá derrota para los elegidos del Señor. Él ha preparado para vosotros lo que los ojos humanos jamás han visto. En la gran batalla final de los ángeles del Señor estarán con vosotros y le llevarán por camino seguro. Coraje. Nada está perdido. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.