Queridos hijos, tribulación y muerte marcarán el futuro de la Iglesia, pero la victoria vendrá para los hombres y mujeres de fe que sobrevivirán a grande y mayor persecución. Sufro por aquello que viene para vosotros. Dios permitirá todo esto para que Iglesia vuelva a ser como antes. Cuando todo os parece perdido surgirá un hombre de fe. Su carisma y santidad atraerá a los alejados. Será este el momento del triunfo definitivo de Mi Inmaculado Corazón. Coraje. No os alejéis de la oración. Yo caminaré con vosotros. Suceda lo que suceda no os apartéis de la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.