Queridos hijos, en el Señor está vuestra victoria. Confiad en Él y seréis felices ya aquí en la Tierra y más tarde Conmigo en el Cielo. Cerrad vuestros ojos a las seducciones fáciles del mundo y vivid vueltos al Paraíso para el cual únicamente fuisteis creados. La humanidad vive alejada del Creador y Mis pobres hijos caminan ciegos espiritualmente. Días difíciles vendrán para la humanidad. La fe estará presente en pocos corazones, pero los que permanecieren fieles hasta el fin experimentarán gran victoria. Yo soy vuestra Madre y sufro a causa de aquello que os espera. Doblad vuestras rodillas en oración. No os alejéis del camino que os he señalado. Xinjiang gritará por socorro. Semejantes sufrimientos vivirán los habitantes de Lima. Buscad fuerzas en la Eucaristía y en las palabras de Mi Hijo Jesús. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.