Queridos hijos, alejaros de todo mal y buscad al Señor. No permitáis que la oscuridad del demonio penetrar vuestros corazones. Arrepentiros sinceramente y reconciliaros con Dios a través del Sacramento de la Confesión. He aquí el tiempo de gracia para cada uno de vosotros. Vivís en el tiempo de las grandes confusiones espirituales. Amad la verdad. Acoged el Evangelio de Mi Hijo Jesús para ser salvados. No os olvidéis: En todo, Dios en primero lugar. Doblad vuestras rodillas en oración por la paz en el mundo. Sin embargo, tendréis largos años de duras pruebas. Los hijos de Lorena han de llorar y gran será el sufrimiento para Mis pobres hijos. Estad atentos. No estáis sólitos. Suceda lo que suceda, permaneced firmes en vuestra fe. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.