Queridos hijos, tened coraje. Dios está a vuestro lado. El cielo os mira a vosotros. No os sintáis sólitos. Suceda lo que suceda, no permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Estáis en el mundo pero no sois del mundo. Llenaros de amor de Dios y seréis grandes en la fe. Calmad vuestros corazones. Escuchad Mis llamadas, pues quiero conduciros a Aquél que es vuestro Camino, Verdad y Vida. Os pido que hagáis el bien a todos. La humanidad necesita ser curada y sólo en el amor alcanzaréis la paz. Yo os amo como sois y conozco cada uno de vosotros por vuestro nombre. Estad atentos. Los que están en Kara experimentarán pesada cruz. Semejante sufrimiento vivirán los habitantes de Viola. Sufro por aquello que viene para vosotros. Rezad, rezad, rezad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.