Queridos hijos, No estáis sólitos. Tened valor, fe y esperanza. Suceda lo que suceda, no os desaniméis. Vuestra victoria está en Jesús. Confiad en Él que ve lo que está oculto y os conoce por vuestro nombre. Yo soy vuestra madre y vine del cielo para ayudaros. Doblad vuestras rodillas en oración. No permitáis que el demonio robe vuestra paz. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Cuando todo os parezca perdido, surgirá para vosotros una gran alegría. Un acontecimiento grandioso tendrá lugar en Polonia y los hombres quedarán maravillados. Escuchadme. No retrocedáis. Siempre estaré cerca de vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.