Queridos hijos, doblad vuestras rodillas en oración por la Iglesia. Días de la ira que vendrán en contra de la Iglesia de Mi Jesús y los enemigos de la Iglesia atacarán para llevarla al calvario. Sufro por aquello que viene para vosotros. Rezad también por el Papa Benedicto XVI. Días de oscuridad vendrán y el dolor será grande para los fieles. Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para conduciros a la verdad. Acoged el Evangelio y defended la verdadera doctrina. Aún tendréis muchos años de pruebas, pero por fin habrá el triunfo de Mi Inmaculado Corazón. Adelante sin miedo. Siempre estaré a vuestro lado. No os desaniméis. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.