Queridos hijos, os pido que viváis fielmente Mis llamadas, pues deseo conduciros a Aquél que es vuestro Camino, Verdad y Vida. No crucéis los brazos. He aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso al Señor. Dad lo mejor de vosotros a la misión que el Señor os ha confiado. Él os dará la fuerza y el coraje. Abrid vuestros corazones a Su gracia y seréis grandes en la fe. Quiero ayudaros. No retrocedáis. Sois amados, cada uno el Padre, en el Hijo por medio del Espíritu Santo. Vivid vueltos para el Paraíso y no permitáis que las cosas del mundo os alejen del camino de la santidad. La humanidad se ha contaminado con el pecado y es llegado el momento del gran arrepentimiento. Aún veréis horrores sobre la tierra. Un acontecimiento doloroso se dará en Trevões y Mis pobres hijos cargarán pesada cruz. Sufro por aquello que viene para vosotros. Doblad vuestras rodillas en oración y la humanidad encontrará la paz. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.