Queridos hijos, conozco cada uno de vosotros por vuestro nombre y sufro por causa de vuestros sufrimientos. Yo vengo del cielo para mostrar el camino y necesito vuestro sí. Sé que tenéis la libertad, pero os pido que antes y, sobre todo, hagáis la voluntad de Dios. La humanidad camina para la destrucción que los hombres prepararon con sus propias manos. Millones de personas cargarán pesada cruz y millones morirán. La muerte pasará los continentes por las profundidades de la tierra y gran será la destrucción. Dolor más grande no existió. Doblad vuestras rodillas en oración. Sólo la gracia Misericordiosa de Mi Hijo Jesús encontraréis la salvación. Adelante en el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.