Queridos hijos, coraje! No hay victoria sin cruz. Mi Jesús ha vencido al mundo. Confiad en Él y todo acabará bien para vosotros. Dad lo mejor de vosotros mismos en la misión que el Señor os ha confiado y seréis ricos en la fe. Es en esta vida, y no en otra, donde debéis dar testimonio de que pertenecéis a Jesús. Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será Eterna. Camináis hacia un futuro doloroso, pero vosotros no estáis solos. Suceda lo que suceda, permaneced en la verdad. Cuando todo parezca perdido, la Victoria de Dios vendrá para los justos. ¡Adelante! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.