Queridos hijos, dad gracias al Señor por Su Infinita Misericordia. Recordad hoy el nacimiento de Mi Hijo Jesús. Él vino al mundo como Luz para iluminar vuestras vidas y señalar el camino de la Salvación. Él es vuestro todo y sólo en Él está vuestra verdadera Liberación y Salvación. Dejad que Jesús transforme vuestras vidas. Vosotros estáis en el mundo, pero las cosas del mundo no son para vosotros. Abrid vuestros corazones y dejad Jesús hacer morada en él. No os apartéis de Aquel que es vuestro Camino, Verdad y Vida. Yo soy vuestra Madre y os amo. Vine del cielo para haceros comprender el Amor de Dios. Sed mansos y humildes de corazón, pues sólo así podéis comprender los Designios de Dios. Alegraos, pues vuestros nombres ya están inscritos en el Cielo. Después de toda tribulación, el Señor enjugará vuestras lágrimas y todos experimentarán las Maravillas de Dios. La Tierra será transformada y los justos experimentarán una inmensa alegría. Mi Hijo Jesús está muy cerca de vosotros. No temáis. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré al Amor. Coraje. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.