Queridos hijos, abrid vuestros corazones y aceptad la Voluntad de Dios para vuestras vidas. Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será eterna. La humanidad se ha convertido espiritualmente pobre, porque los hombres se alejaron del Creador. Arrepentiros y volved. Nada está perdido. Confiad plenamente en el poder de Dios y seréis victoriosos. No estáis sólitos. Os amo como sois y estoy con vosotros. Dadme vuestras manos, pues deseo conduciros a Aquél que es el Único Camino, Verdad y Vida. Camináis hacia un futuro de grandes pruebas. No os alejéis de la oración. Después de la Gran Purificación, la humanidad encontrará la paz. Alegraros, pues vuestros nombres ya están escritos en el Cielo. Adelante con valentía. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.