Queridos hijos, el mal existe y sólo puede ser superado por la fuerza de la oración, en la Eucaristía y con el santo rosario. La fuerza del demonio viene de la desobediencia y la incredulidad de los hombres. Él encuentra fuerzas en aquellos que están alejados de la gracia de Dios. He aquí el tiempo del gran conflicto. Escuchadme. Yo vine del cielo para mostraros el camino. Tenéis la libertad, pero os pido que siempre hagáis la voluntad de Dios. Acoged el Evangelio de Mi Jesús. Reconciliaros con Dios a través del sacramento de la Confesión. No viváis en el pecado. Mi Jesús os ama y os espera con los brazos abiertos. En estos días intensificad vuestras oraciones por la Iglesia. El demonio todavía hará estragos en la vida de muchos consagrados. Aún veréis horrores. Suceda lo que suceda no permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Coraje. Siempre estaré a vuestro lado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.