Queridos hijos, un acontecimiento grandioso sucederá en la Iglesia: miles se han ido, miles regresarán. Intensificad vuestras oraciones por la Iglesia. Yo soy vuestra Madre y quiero ayudaros. No crucéis los brazos. Esforzaros y volved a Mi Jesús. Él os espera con los brazos abiertos. Sed valientes y no retrocedáis. Acoged el Evangelio y reconciliaros con Dios. No viváis en el pecado. He aquí el momento oportuno para vuestro regreso al Señor. Abrid vuestros corazones y escuchad la voz de Dios. Vivís en el tiempo de grandes tribulaciones. Doblad vuestras rodillas en oración y todo estará bien para vosotros. Coraje. Mi Jesús está a vuestro lado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.