Queridos hijos, volveos a Jesús. Él es vuestro todo y sólo en Él está vuestra salvación. Confiad en Él que ve lo que está oculto y conoce a cada uno de vosotros por vuestro nombre. Cuando sintáis el peso de la cruz, llamad por Jesús. Enfrentad con coraje vuestras necesidades y seréis victoriosos. Días difíciles vendrán para la humanidad. He aquí el momento de grandes y dolorosas pruebas. Rezad. No os alejéis de la oración. El gran buque (Iglesia) enfrentará a tormentas jamás vistas. Estará rodeada de enemigos y muchos a abandonarán. La red será lanzada, pero se romperá dejando escapar peces importantes. Jesús es el Camino, Verdad y Vida. Creed firmemente en Su poder y todo estará bien. No retrocedáis. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.