Queridos hijos, testimoniad con vuestros ejemplos y palabras que pertenecéis al Señor. No crucéis los brazos. Dios tiene prisa. Lo que tienes que hacer, no dejéis para mañana. Vivís en el tiempo peor que el tiempo del diluvio y Mis pobres hijos caminan como ciegos guiando a otros ciegos. La humanidad se ha vuelto infiel a Dios y cada día crece el número de aquellos que quedan perdidos para siempre. Yo soy vuestra Madre Dolorosa. Sabéis bien cuanto una Madre ama a sus hijos. Vine del Cielo para mostraros el camino. Escuchadme. No quiero obligaros, pero lo que digo debe ser tomado en serio. Doblad vuestras rodillas en oración, pues sólo así podéis vivir Mis llamadas. Quiero deciros que este es el tiempo de gracia. Abrid vuestros corazones. Días difíciles están llegando para la Iglesia. El demonio hará una gran confusión en la tierra (diócesis de Feira) y el dolor será grande para los fieles. No he venido del Cielo como una broma. Llevad Mis llamadas al mundo seréis recompensados generosamente. Coraje. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.