Queridos hijos, adelante en el camino queos he señalado. No temáis. Mi Hijo Jesús está con vosotros. Confiad en Él que ve en lo oculto y sabe lo que necesitáis. No os desaniméis por vuestras dificultades. Llamad siempre por Jesús. En Él está vuestra alegría y vuestra victoria. No os alejéis de la oración. Cuando estáis alejados de la oración, el demonio gana. Sois del Señor. No permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Sed mansos y humildes de corazón. Yo quiero llevaros a Jesús. Escuchadme. Apartaros del pecado y reconciliaros con Dios, pues sólo así podéis alcanzar la salvación. Está en el mundo, pero sois del Señor. He aquí el tiempo de gracia para cada uno de vosotros. No retrocedáis. La humanidad necesita vuestro testimonio sincero y valiente. Sufro por causa de vuestros sufrimientos. La muerte pasará por Francia y Mis pobres hijos cargarán pesada cruz. El dolor será grande para los que viven en el Sur (de Francia). Rezad, rezad, rezad. No quiero obligaros, pero lo que digo debe ser tomado en serio. Coraje. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.