Queridos hijos, amad y defended la verdad. Cuando la verdad no sés llevada en serio, la mentira gana. Vivís en el tiempo en que la criatura es más valorada que el Creador y por eso Mis pobres hijos caminan como ciegos guiando a otros ciegos. Sufro por aquello que viene para vosotros. Los elegidos para defender la verdad la negarán. Habrá gran crisis de fe y pocos permanecerán en la verdad. No permitáis que el demonio venza. Mi Hijo es la Verdad Absoluta del Padre y Él espera vuestro testimonio de coraje en la defensa de la verdad. Suceda lo que suceda, quedad con la verdad. Tened confianza, fe y esperanza. Los que permanecieren firmes en la fe y en la defensa del Evangelio serán recompensados por el Señor con gran generosidad. Adelante sin miedo. Os amo y siempre estoy a vuestro lado, aunque no me veáis. No os alejéis de la oración. Cuando estáis alejados, os convertís en el objetivo del demonio. Sed del Señor. Estáis en el mundo pero no sois del mundo. Cuando todo os parece perdido vendrá a vosotros una gran alegría. No retrocedáis. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.