Queridos hijos, llenaros del Amor del Señor. Amad siempre, pues el amor fortalece vuestras vidas en la gracia y os acerca de Dios. No podéis mantener sentimientos de odio en vuestros corazones. Sois del Señor y sólo Él debéis seguir y servir. Sed mansos y humildes de corazón. Doblad vuestras rodillas en oración. La humanidad camina hacia un gran abismo. Bucarest vivirá momentos de gran aflicción y Mis pobres hijos gritarán por socorro. Sufro por aquello que viene para vosotros. Escuchad a Jesús. Reconciliaros con Él a través del sacramento de la confesión y seréis grande en la fe. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.