Queridos hijos, tened coraje, la fe y esperanza. No os desaniméis por vuestras dificultades. Creed firmemente en el poder y Dios y buscad en Su gracia la fuerza para vuestro camino de fe. Os pido que viváis Mis llamadas, pues sólo así podéis contribuir para el triunfo definitivo de Mi Inmaculado Corazón. Abrid vuestros corazones como las flores se abren en la primavera. Mi Señor os ama y os espera. No crucéis los brazos. Lo que tienes que hacer, no dejéis para mañana. Yo soy vuestra Madre y soy incansable. Sed dóciles. No viváis en el pecado. No ofendáis a Mi Hijo Jesús. Yo os amo y quiero veros felices ya aquí en la tierra y más tarde Conmigo en el cielo. He aquí los tiempos de las grandes tribulaciones. Rezad, cuando estáis alejados, convertíos en el objetivo del enemigo de Dios. Regresad deprisa. Mi Jesús os espera con los brazos abiertos. Sed honestos en vuestros actos y en todas partes testimoniad que pertenecéis sólo al Señor. Puno gritará por socorro y Mis pobres hijos han de llorar y lamentarse. Sufro por aquello que viene para vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.