Queridos hijos, os agradezco que estéis aquí. No os desaniméis. Yo rogaré a Mi Hijo Jesús por cada uno de vosotros. Abrid vuestros corazones y sed mansos y humildes de corazón. Yo vengo del cielo para conduciros al cielo. Doblad vuestras rodillas en oración. La humanidad está enferma y necesita ser curada.Arrepentiros, pues el arrepentimiento es el primer paso para ser tomado en el camino de la conversión. Los hombres caminan como ciegos guiando a otros ciegos y la humanidad está al borde de un gran abismo. Regresad deprisa. Si os sucede que caéis, llamas a Jesús. En Él está vuestra fuerza y sin Él nada podéis hacer. Acoged con valentía el Evangelio de Mi Hijo Jesús. Quiero haceros santos, pero depende de vosotros aquello que hago. Rezad, rezad, rezad. Vancouver cargará pesada cruz y los que están en Porto Santo gritarán por socorro. He aquí los tiempos difíciles para la humanidad. Huid del pecado y servid al Señor con alegría. En este momento hago caer una extraordinaria lluvia de gracias. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.